Poemas recomendados de Panamá
Panamá, tierra de contrastes y belleza, también es cuna de poetas cuyas palabras han sabido plasmar la riqueza de su cultura, historia y naturaleza, con poemas que son un caleidoscopio de emociones, colores y sonidos que reflejan la identidad y la belleza del país.
Federico Escobar
“Madrugada en el campo”
En la vasta llanura, que es serrallo,
muge, Sultán con astas, viejo toro;
las vacas, odaliscas, le hacen coro
y cada buey eunuco es un vasallo.
Relincha en el potrero el Rey Caballo
tal vez celoso de un potranco moro;
y al lado trovador, de plumas de oro,
alegre en el cortijo canta el gallo.
Y en el corral está con la totuma
sacando a chorros leche que da espuma,
la campesina que una vaca ordeña,
mientras su esposo, rústico montuno,
en el bohío espera el desayuno
para ir en busca de mazorca y leña.
Mario Augusto Rodríguez
“Miedo”
Los vientos sueltan al aire
largos cabellos plateados.
En el potro de los sueños
cruzo los llanos amargos.
Llano largo, llano oscuro
para mis miedos callados.
Los relámpagos me cortan
como machetes quebrados.
El aire —ronco de gritos—
en la tormenta montado,
con brujas enfurecidas
mi esperanza va acosando.
Miedo de morirme solo
bajo este cielo nublado,
miedo, miedo. Miedo horrible
de quedarme aquí, agotado,
en un desierto de gritos
que me arañan despiadados.
Allá lejos sé que aguardan
los ranchos desencajados,
bebiéndose las angustias
de su vivir agachado.
Tristes sombras que se mueren
en un esperar cansado.
Golpeado por esos gritos
que atrás me vienen ahogando
ya yo sé que vengo huyendo
por un llano negro, amargo,
montado en la cabellera
de un viento desesperado…
Ricardo J. Bermúdez
“Poema del dolor infinito”
Bajo el olvido de la noche muda
se desploma en mis sueños la inquietud.
Todo el vacío que tu ausencia deja
abre de par en par la soledad,
la angustia desordena los caminos
y me asaltan las olas de tu adiós.
La nostalgia los astros picotea
tus señales de pan para volver.
La amarga inmensidad se multiplica
en círculos de brazos hacia ti;
el insomnio que ronda entre la niebla
se rinde fatigado de ladrar.
Tu sollozo el olvido desdibuja
entre las grietas del atardecer.
Quizá la lluvia tu memoria enciende
cuando cobre de flores mi dolor,
que la esponja del aire enjuga el tiempo
y como un demente el día echa a correr.
Tus manos, de la ausencia rescatadas,
me humanizan sobre la cruz del sur.
Ana Isabel Illueca
“Si yo fuera hombre”
Si yo fuera hombre, sería aventurero
sediento de mundo, ansioso de amor;
me hartaría de mares, de tierra y de cielo
y entre mil placeres ahogaría el dolor.
Si yo fuera hombre nunca tendría vallas…
Nadie me diría:”No puedes pasar”…
Saltando los fosos, borrando las rayas
seguiría adelante sin jamás cesar.
Si yo fuera hombre, la fuerza que traba
esta rebeldía que tengo en mi ser,
sería cual seda, de sutil y vaga,
que mi recia mano podría deshacer.
Yo envidio tu cuerpo fuerte y resistente…
tu caja toráxica ancha y varonil…
tu brazo de atleta…tu mano potente
que estrecha la mía, sincera y gentil.
Te miro…te miro…Mis ojos se alargan
de ansias de ser hombre como lo eres tú…
Tener la grandiosa cualidad del agua
del mar, que revienta con furia la barra
y arrulla la arena con su blanco tul.
Si yo fuera hombre, yo me haría tu hermano,
partiría contigo sueño y realidad…
viviría la vida sin este desgano
y esta sed de muerte y de eternidad.
Dora
“León Antonio Soto”
El pálido marfil, pulido y bello,
no tiene de su frente la blancura,
ni la rosa de Lima su hermosura,
ni el regio cisne su nervioso cuello.
Ni el rojo sol el vívido destello
que en su mirada lánguida fulgura,
cuando en su mente se retrata pura
la cascada de luz de su cabello.
No tiene la paloma su inocencia,
ni el amable jazmín la tibia esencia
con que perfuma su encendida boca.
No tiene su contorno el mármol griego,
ni amante queja de su voz el ruego…
¡Ni su adorable impavidez la roca!