Circe Maia – Autor destacado del mes

Circe Maia – Autor destacado del mes

Circe Maia (Montevideo, 1932) es una escritora, poeta, profesora y traductora uruguaya. Comenzó su carrera literaria a los 10 años con la publicación de “Plumitas”. Su poesía, conocida por su profundidad y sensibilidad, aborda temas universales como el amor y la muerte. Además de su trabajo como escritora, Maia ha enseñado Filosofía y Literatura en varias instituciones, y ha realizado importantes traducciones. Su influencia en la literatura y educación uruguaya es notable, y ha sido reconocida con varios premios y honores.

Poemas destacados

Regreso

Estábamos tan acostumbrados

al ruido de los niños

–gritos, cantos, peleas–

que este brusco silencio, de pronto…

Nada grave. Salieron.

Sin embargo

en pocos años será lo mismo

y no nos sentaremos a esperarlos.

Habrán salido de verdad.

Se saldrán del correr en escaleras.

¡No corran, niños! De sus cantos gritados

de su empujarse y su reír, habrán salido.

 

Volverán sólo en ráfagas-recuerdos,

en fotos alineadas.

Tiempo de mamaderas y pañales.

Tiempo de túnicas y carteras.

Tiempo quedado atrás de alguna puerta

que no será posible abrir. Habrán salido.

 

Por eso toco y miro, como de gran distancia

este cuarto en silencio

con juguetes tirados por el piso

con camas destendidas.

 

Me siento regresando.

Como quien ya se iba y se da vuelta.

Como alguien que olvidó despedirse.

Desde afuera, de lejos, he regresado

a la resbaladiza sustancia de la vida.

 

A esta mujer

A esta mujer la despierta un llanto:

se levanta medio dormida.

Prepara una leche en silencio

cortado por pequeños ruidos de cocina.

 

Mira cómo envuelve su tiempo

y en él está viva.

Sus horas

fuertemente tramadas

están hechas de fibras resistentes

como cosas reales: pan, avena,

ropa lavada, lana tejida.

 

Cada hora germina otras horas

y todas son peldaños

que ella sube y resuenan.

Sale y entra y se mueve

y su hacer la ilumina.

 

Dos futuros

¿Podremos ver crecer la santa-rita?

Anteayer fue plantada en el muro del fondo.

Llega hasta media altura.

Tiene dos flores rojas.

En realidad son tres hojas rojas, que envuelven flores

diminutas y blancas.

Verla, en verdad, crecer, claro que es imposible.

Más vale no mirarla día a día.

Parece siempre igual. Y sin embargo

algún día habrá trepado al muro.

Derramará sus flores-hojas

hacia un lado y el otro.

(Ella no entiende esas separaciones)

¿Pero podremos verla?

Como nada es seguro

también podrá ocurrir que se muriera

como murió el cerezo en su primera infancia

en el mismo lugar en que ella crece.

Hay grandes esperanzas, sin embargo,

sobre esos dos futuros:

el de la planta roja

y el de los ojos que querrían mirarla.

 

El ruido del mar

Hay un tejido, una red luminosa

que tiembla en la arena, por abajo del agua.

Se ve a través del verde transparente

como una temblorosa trama.

 

Cuando la ola rompe su espuma

quedan burbujas sueltas, chiquitas

sobre la piel del agua:

brillan intensa, nítidamente

en seguida se apagan.

 

Por la suave curva de las olas

sobre su lento avance

sobre su amplio movimiento seguro

la luz resbala.

Se deslizan los resplandores

por los movedizos toboganes del agua.

 

Ruido del mar, qué golpe derramado

qué entreverada voz y qué sonido

tan confuso y oscuro

cuando todo en derredor está tan claro.

 

Todos los límites

firmes y recortados

todo con su color tan decidido

los colores tocándose

uno al lado del otro, sin mezclarse.

 

Y parece que cada uno: limpio

y liso azul, rojo tejado

verdor brillante

diera un sonido puro e inaudible

y todos un acorde fuerte y claro.

Pero el ruido del mar no se comprende,

se desploma continuamente, insiste

una y otra vez, con un cansancio

con una voz borrosa y desgranada…

 

Y no se sabe

qué es qué quiere o qué pide

el turbio ruido oscuro

cuando todo en derredor está tan claro.

 

Raíces

Hoy de mañana

tuvimos que arrancar unas hierbas

que creían por todas las ranuras.

 

Se arrancaron las hierbas

y quedaron al sol temblando las raíces

como sorprendidísimas… ¿y esto?

 

¿De lo oscuro a lo claro en un instante?

 

Muerte invertida, rara:

de la tierra cerrada y ciega

al ojo azul, que todo lo traspasa.

 

Abrirse a todo aire: perderse.

 

Soltarse a toda luz: también perderse

dicen las raíces

temblando.