Poemas recomendados de Paraguay
La poesía paraguaya es un reflejo de la rica cultura y la historia del país, con poetas que han sabido plasmar la identidad, la lucha y la belleza de su nación en versos inolvidables. En este post, exploraremos el mundo de la poesía paraguaya y presentaremos a algunos de los poetas más destacados que han dejado su huella en el corazón del país.
Vicente Lamas
“Capece Faraone”
Aquel muchacho triste, huraño y sensitivo
que amó la novia trágica de Poe y de Verlaine,
se fue tras la derrota de un ensueño perdido
vistiendo sus miserias de olímpico desdén.
Bohemio trashumante, su sueño extenuativo
supo de lo divino, de lo humano también.
Capece Faraone, hermano intelectivo,
que olvidado te pudras, de los hombres. Amén.
¡Qué mala fue la vida contigo! Solitario.
tus penas arrastraste hasta el Monte Calvario,
con la dulce sonrisa de la resignación.
¡Qué mala fue la vida! Qué larga tu agonía
¿Tu delito? La gracia de soñar noche y día
y tener, como brazos, abierto el corazón.
Félix Giménez Gómez
“Mis cantos”
Mis cantos, que van mis cantos,
cantos de sangre y estrella;
pena, combate, esperanza,
de guitarra desenvuelta.
Mis cantos, que van mis cantos,
cantos de surco y trincheras;
endurecido lenguaje
de fábrica y sementera.
La música de mis cantos
es música verdadera;
voz de masas, pueblo en armas,
tras barricadas abiertas.
Cada palabra un impacto
–anhelo de opresa gleba–
contra la peste y el hambre,
la explotación y la guerra.
¡Son cantos tuyos, hermano,
éstos de sangre y estrella!
¡Tu canto anti-imperialista,
que es bala de pena obrera!
José María Gómez Sanjurjo
“Árbol abierto y desnudo”
Árbol abierto y desnudo.
Solo contra el aire.
Se ha ido el hombre verde que cuidaba estos árboles.
Doblan sordas campanas en la niebla
porque tenía los ojos vegetales.
Le lloran los pájaros, y a veces
se duele de su muerte el viento loco de la calle.
Así el invierno:
pudo ser nuestro y no es de nadie.
Lourdes Espínola
“Nace mujer – poeta
La alternativa:
Saltar del balcón; despedazarlo.
Faldas, abanico, hilo, aguja:
me desnudo y rebelo.
¡Basta de mirar la vida
desde este balcón!
Cárcel semicircular
tímpano sordo, sorda boca
grito y digo
del solitario oficio de escribir.
Manuscrito de internas visiones
espejos de mujer abriéndose.
Nazco
rompiendo venenosos manantiales.
Gladys Carmagnola
“Canción”
La canción tiene cuchillos
que hieren, hoy más que antes
-mil puñales asesinos
a los que no acusa nadie-
Cuchillos que desde el viento
con el filo de la tarde
apuñalan la palabra
y entre estertores y sangre
dejan una que otra lágrima
(¡Eso no me lo arrebaten!)
Cuchillos que se refugian
cobardes, en cualquier parte,
mientras en el aire crece la canción
con letras que son cadáveres.