Pablo Neruda – Autor destacado del mes

Pablo Neruda – Autor destacado del mes

Pablo Neruda (1904-1973) fue un reconocido poeta chileno y uno de los pocos escritores latinoamericanos que recibió el Premio Nobel de Literatura. Es una de las máximas figuras de la lírica hispanoamericana del siglo XX. Su compromiso político se refleja con frecuencia en su obra, siendo particularmente famoso por creaciones como “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” y “Cien sonetos de amor”. 
Entre sus otros poemas destacados se encuentran “Ahora es Cuba”, “Alturas de Macchu Picchu”, “Los enemigos” y “Si tú me olvidas”. La fuerza y belleza de su escritura, junto con su habilidad para entrelazar lo político y lo poético, lo convierten en una figura icónica en la literatura universal. Sus versos continúan resonando, inspirando a generaciones de escritores y lectores en todo el mundo.
Poemas destacados

Aquí te amo…

Aquí te amo.

En los oscuros pinos se desenreda el viento.

Fosforece la luna sobre las aguas errantes.

Andan días iguales persiguiéndose.

Se desciñe la niebla en danzantes figuras.

Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.

A veces una vela. Altas, altas estrellas.

O la cruz negra de un barco.

Solo.

A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.

Suena, resuena el mar lejano.

Este es un puerto.

Aquí te amo.

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.

Te estoy amando aún entre estas frías cosas.

A veces van mis besos en esos barcos graves,

que corren por el mar hacia donde no llegan.

Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.

Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.

Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.

Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.

Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.

Pero la noche llega y comienza a cantarme.

La luna hace girar su rodaje de sueño.

Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.

Y como yo te amo, los pinos en el viento,

quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.

 

No culpes a nadie

Nunca te quejes de nadie, ni de nada,

porque fundamentalmente tú has hecho

lo que querías en tu vida.

Acepta la dificultad de edificarte a ti

mismo y el valor de empezar corrigiéndote.

El triunfo del verdadero hombre surge de

las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte,

enfréntala con valor y acéptala.

De una manera u otra es el resultado de

tus actos y prueba que tu siempre

has de ganar..

No te amargues de tu propio fracaso ni

se lo cargues a otro, acéptate ahora o

seguirás justificándote como un niño.

Recuerda que cualquier momento es

bueno para comenzar y que ninguno es

tan terrible para claudicar.

No olvides que la causa de tu presente

es tu pasado así como la causa de tu

futuro será tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes,

de quien no acepta situaciones,

de quien vivirá a pesar de todo,

piensa menos en tus problemas

y más en tu trabajo y tus problemas

sin eliminarlos morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser

más grande que el más grande de los obstáculos,

mírate en el espejo de ti mismo

y serás libre y fuerte y dejarás de ser un

títere de las circunstancias porque tú

mismo eres tu destino.

Levántate y mira el sol por las mañanas

y respira la luz del amanecer.

Tú eres parte de la fuerza de tu vida,

ahora despiértate, lucha, camina,

decídete y triunfarás en la vida;

nunca pienses en la suerte,

porque la suerte es:

el pretexto de los fracasados…

 

El mar…

Necesito el mar porque me enseña:

no sé si aprendo música o conciencia:

no sé si es ola sola o ser profundo

o sólo ronca voz o deslumbrante

suposición de peces y navíos.

El hecho es que hasta cuando estoy dormido

de algún modo magnético circulo

en la universidad del oleaje.

No son sólo las conchas trituradas

como si algún planeta tembloroso

participara paulatina muerte,

no, del fragmento reconstruyo el día,

de una racha de sal la estalactita

y de una cucharada el dios inmenso.

Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,

incesante viento, agua y arena.

Parece poco para el hombre joven

que aquí llegó a vivir con sus incendios,

y sin embargo el pulso que subía

y bajaba a su abismo,

el frío del azul que crepitaba,

el desmoronamiento de la estrella,

el tierno desplegarse de la ola

despilfarrando nieve con la espuma,

el poder quieto, allí, determinado

como un trono de piedra en lo profundo,

substituyó el recinto en que crecían

tristeza terca, amontonando olvido,

y cambió bruscamente mi existencia:

di mi adhesión al puro movimiento.

 

No estés lejos de mi

No estés lejos de mí un sólo día, porque cómo,

porque, no sé decírtelo, es largo el día,

y te estaré esperando como en las estaciones

cuando en alguna parte se durmieron los trenes.

No te vayas por una hora porque entonces

en esa hora se juntan las gotas del desvelo

y tal vez todo el humo que anda buscando casa

venga a matar aún mi corazón perdido.

Ay que no se quebrante tu silueta en la arena,

ay que no vuelen tus párpados en la ausencia:

no te vayas por un minuto, bienamada,

porque en ese minuto te habrás ido tan lejos

que yo cruzaré toda la tierra preguntando

si volverás o si me dejarás muriendo.

 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche…

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.