Poemas recomendados de Panamá

Poemas recomendados de Panamá

Panamá, tierra de contrastes y belleza, también es cuna de poetas cuyas palabras han sabido plasmar la riqueza de su cultura, historia y naturaleza, con poemas que son un caleidoscopio de emociones, colores y sonidos que reflejan la identidad y la belleza del país.
Darío Herrera

“Canción de otoño”

Los sollozos, largos lentos,

de los vientos

en las tardes otoñales,

van resonando en mi alma

con la monótona calma

de los toques funerales.

 

Todo lívido y convulso,

obedeciendo al impulso

del quebranto,

de mis antiguas historias

siento llegar las memorias

humedecidas de llanto.

 

Y a un viento malo, sin rumbo,

voy marchando tumbo a tumbo

por mi existencia desierta,

como al hálito glacial

de la ráfaga otoñal

la hoja muerta.

Elsie Alvarado de Ricord

“Amor ausente”

Siempre estás allá, como el mañana.

Procurando abreviar la espera mía,

amanezco mil veces cada día

y echo a volar el cielo en la ventana.

 

Para encender una esperanza vana,

para aromar de músicas la vía

y constelar la soledad vacía

le basta al hombre con su sed humana.

 

Sin embargo en las horas en que el mundo

muere de sombra, y el clamor suicida

golpea el corazón con mano fuerte,

 

gimen los peces en el mar profundo.

Amar ausente es orbitar la vida

desde las alas frías de la muerte.

 

Donde el amor dejó su sed escrita,

en ansia desplegó su dulce vuelo;

y para cada ascenso se abrió un cielo

de emoción espasmódica inaudita.

 

Cuando el adiós anocheció la cita

y el nunca más humedeció el pañuelo,

quemó lámparas lentas el desvelo

desde la soledad más infinita.

 

En la hojarasca gris del calendario

ardo, literalmente, en esta espera,

con un fulgor que es casi un fanatismo,

soñando que una vez tu itinerario

arribará a una pausa verdadera

en este amor que vive de sí mismo.

Matilde Real de González

“Tu nombre”

Tu nombre!

Claro fusil en la tiniebla

daga heroica de amor

clavada en tu bandera,

y tus estrellas:

nacarados alfabetos de la Patria.

 

Tu nombre!

Desconocida espuma

heroicas raíces

débiles auroras

y el mismo dolor para esta noche.

 

Tu nombre!

Lágrima y bala

tierra dura, voces de mi madre,

falda amplia y suave

donde mi sangre llora

por la palabra más aguda.

 

Tu nombre!

Canal Zona

enrojecida margarita del destino

frágil cintura,

niños, rostros, hombres,

martirio, perdón y esperanza.

Ricardo Miró

“Patria”

¡Oh Patria tan pequeña, tendida sobre un Istmo

en donde es más claro el cielo y más brillante el sol,

En mi resuena toda tu música, lo mismo

que el mar en la pequeña celda del caracol!

 

Revuelvo la mirada y a veces siento espanto

cuando no veo el camino que a ti me ha de tornar…

¡quizás nunca supiera que te quería tanto

si el Hado no dispone que atravesara el mar!

 

La Patria es el recuerdo… pedazos de la vida

envueltos en jirones de amor o de dolor;

la palma rumorosa, la música sabida,

el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor

 

La Patria son los viejos senderos retorcidos

que el pie desde la infancia sin tregua recorrió

en donde son los árboles, antiguos conocidos

que al paso nos conversan de un tiempo que pasó

 

En vez de esas soberbias torres con áurea flecha,

en donde un sol cansado se viene a desmayar,

dejadme el viejo tronco, donde escribí una fecha

donde he robado un beso , donde aprendí a soñar

 

¡Oh, mis vetustas torres, queridas y lejanas

yo siento la nostalgia de vuestro repicar!

he visto muchas torres, oí muchas campanas,

pero ninguna supo. ¡torres mías lejanas!

cantar como vosotras, cantar y sollozar.

 

La Patria es el recuerdo… pedazos de la vida

envueltos en jirones de amor o de dolor;

la palma rumorosa, la música sabida,

el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor

 

¡Oh Patria tan pequeña que cabes toda entera

debajo de la sombra de nuestro pabellón

quizás fuiste tan chica para que yo pudiera,

llevarte pordoquiera dentro del corazón!

Sydia Candanedo

Abierta es la semilla en tu mirada

El agua clara brota confundida,

en manantial de cantos amorosos,

cuando en las redes del oleaje hermoso,

en misterios de amor surge la vida.

 

Es mi lucha ferviente, dolorida,

y es mi pecho fecundo, silencioso,

y en las ondas de viento rumoroso,

nace clara la voz amanecida.

 

Así febril, mi espíritu inocente,

cual cerrado botón en la mañana,

se convierte en clavel magnificente,

 

y en retazos de alma soberana,

torna rojo su verbo reluciente,

en amagos de luz por la ventana.