Poemas recomendados de México

Descubre una selección exquisita de versos que capturan la esencia y el alma de México. Este mes, nos embarcamos en un viaje lírico a través de paisajes desérticos, ciudades vibrantes y tradiciones ancestrales. Cada poema es un reflejo de las pasiones, sueños y vivencias que definen a esta nación rica en cultura y historia. Desde las voces consagradas hasta los nuevos talentos, esta colección te invita a sumergirte en la magia y el fervor de la poesía mexicana. ¡Déjate llevar por el encanto de cada verso!
 
 
Octavio Paz

Niña”, Obra poética

el cielo, niña.

Y las nubes pelean con el viento

y el espacio se vuelve

un transparente campo de batalla.

 

Nombras el agua, niña.

Y el agua brota, no sé dónde,

brilla en las hojas, habla entre las piedras

y en húmedos vapores nos convierte.

 

No dices nada, niña.

Y la ola amarilla,

la marea de sol,

en su cresta nos alza,

en los cuatro horizontes nos dispersa

y nos devuelve, intactos,

en el centro del día, a ser nosotros.

Rosario Castellanos

Los adioses”

Quisimos aprender la despedida

y rompimos la alianza

que juntaba al amigo con la amiga.

Y alzamos la distancia

entre las amistades divididas.

 

Para aprender a irnos, caminamos.

Fuimos dejando atrás las colinas, los valles,

los verdeantes prados.

miramos su hermosura

pero no nos quedamos.

José Emilio Pacheco

“En resumidas cuentas”

¿En dónde está lo que pasó

y qué se hizo de tanta gente?

 

A medida que avanza el tiempo

vamos haciendo más desconocidos.

 

De los amores no quedó

ni una señal en la arboleda.

 

Y los amigos siempre se van.

Son viajeros en los andenes.

 

Aunque uno existe para los demás

(sin ellos es inexistente),

 

tan sólo cuenta con la soledad

para contarle todo y sacar cuentas.

Carmen Boullosa

“Filo de la luz”

Filo de la luz

fruta abierta que a la noche

vuelves fuego

y que a la llama cambias en fresco sentido:

llego a buscar tu aliento:

más sedienta:

pozo de amor que me asombras,

cántaro de día.

David Huerta

“Olvidar”

Aquí están los nervios

que envuelven, como un papel fragante,

las melodías obtusas

del rencor.

Y aquí la risa

como un pájaro ebrio…

 

Escuchar. Olvidar. Dos neblinas.

La espuma del sufrimiento

cala en el encaje náufrago

de mi silbido matinal.

 

Aquí están los sonidos

olvidadizos, las crepitaciones

que amarillean.

Una vez más,

todo será escuchar

u olvidar.

 

Olvidaré estos doblados

enigmas, estos relojes

rectilíneos de esperas, este cuerpo

ajeno

en la llama de sándalo.