Luis Palés Matos – Autor destacado del mes

Luis Palés Matos – Autor destacado del mes

Poeta puertorriqueño nacido en Guayama en 1898. Es considerado una de las principales figuras de la literatura puertorriqueña y uno de los máximos exponentes de la poesía negrista en Puerto Rico y el Caribe.

Comenzó a escribir en la adolescencia y en 1915, a la edad de dieciséis años, publicó “Azaleas”, su primer libro de versos.

De su poesía, se destaca especialmente un grupo de poemas conocido como “El ciclo de Filí Melé”, que incluye textos como “Puerta al tiempo en tres voces”, de 1949, “La búsqueda asesina”, de 1954, y “La caza inútil”, de 1957, entre otros.

Poemas destacados

Guayamesa

Suave como los tallos del papiro,

con una vaga irradiación de fresa

es tu talle de egipcia, en el que admiro

toda la majestad de una princesa.

 

El ensueño y el mar, en el zafiro

de tus ojos, se tiñen Guayamesa;

y como turquesino es el suspiro,

en tus ojos se baña de turquesa.

 

Cabellera auroral y frente blanca

donde el pudor alguna vez se estanca…

cuando tu cabellera rizos llueve.

 

Al caer en tu frente ese tesoro,

urde un desborde de flamante oro

sobre un albino témpano de nieve.

 

El beso

El champagne de la tarde sedativa

embriagó la montaña y el abismo,

de una sedosidad de misticismo,

y de una opalescencia compasiva.

 

Hundiste el puñal zarco de tu altiva

mirada en mis adentros, y el lirismo

cundió mi alma de romanticismo:

rodó la gema de la estrofa viva.

 

Entonces gimió el cisne de mi ansia,

por el remanso lleno de arrogancia

de tus ojos nostálgicos y sabios;

 

y la dorada abeja del deseo,

en su errante y sutil revoloteo

buscó el clavel sangriento de tus labios.

 

Fiebre autumnal

El crepúsculo finge un hervidero

cruento y ardiente… Sobre el mar sonoro

resbala el melancólico y postrero

lampo de sol, como una flecha de oro.

 

El monstruo llora un rictus de armonías

y al beso de la luz se congestiona,

cual si sangraran en sus ondas frías

las cuatro heridas de Rabí Jeschona.

 

La ojera del ocaso cobra un vago

violeta-oscuro, dándole al estrago

un capricho romántico de rosas;

 

la noche muestra toda su fortuna,

y brota, como un pétalo, la luna

envuelta en santidades vaporosas.